El Tango en New York (1925-1937)
Sin la aparición de orquestas importantes de tango y una ausencia progresiva en las pistas de baile de los EE.UU., el tango se mantuvo activo en las salas de grabación neoyorkinas.
El tango en los EE.UU. durante la segunda mitad de la década de 1930 se caracterizó por su casi desaparición de las pistas de baile. Ante la aparición del swing, la entrada en la escena musical de las orquestas de Benny Goodman, Count Basie y Woody Herman, y la sombra de la creciente rumba, el tango perdió pie. Sin sólidas figuras de la música norteamericana que lo alimentaran y mantuvieran vivo, el hecho se acentuaría en la década siguiente.
En contraposición, la década de 1930, antes, durante y después que terminara, fue la que más músicos argentinos atrajo a New York, tanto para actuar como para grabar. Pero ni el retorno del talentoso Osvaldo Fresedo, ni la vuelta de Juan Carlos Cobián, ni las presentaciones de Azucena Maizani y Agustín Irusta, ni tan siquiera la larga estadía de Carlos Gardel, incidieron sobre el público norteamericano. Tampoco hicieron una diferencia los numerosos y excelentes artistas de menor cuantía, pero de relevante actuación, que se presentaron. Es más, casi se podría decir que todos, famosos y no tanto, fueron ignorados por igual. En vista de esta situación lo correcto sería preguntarse, ¿qué hicieron esos músicos para que no fuese así?
Ya sea que vinieron contratados o expresamente a grabar, o porque querían estar cerca del mundo del espectáculo neoyorquino, la realidad fue que sus actividades artísticas o personales permanecieron casi en la oscuridad. De la mayoría de ellos no se sabe en qué lugares actuaron, o qué difusión tuvo su trabajo. Los motivos por los que grabaron, son desconocidos, como también es desconocido el destino que tuvieron sus grabaciones. ¿Fueron hechas para ser distribuidas en el mercado hispano de los Estados Unidos? ¿Para ser enviadas a la Argentina? ¿Para satisfacer la vanidad del artista? Y la pregunta más crucial, ¿se llegaron a vender en el mercado norteamericano? Los coleccionistas, únicos probables poseedores actuales de estos discos, y las únicas personas que podrían dar una respuesta, nada saben más allá de los discos en sí.
Cantores de tango antes de 1930
El año anterior al arribo de Francisco Canaro a los EE.UU., la Mariani Tango Orchestra, también conocida como Orquesta Criolla de Mariani, grabó en New York entre el 27 de enero de 1925 y noviembre de 1928, 25 tangos mezclados con un par de fox-trots.
A pesar de que su nombre completo no figura en las etiquetas de estos discos, probablemente esta agrupación fuese la de Hugo Mariani, un músico uruguayo que dirigía una orquesta para la estación de radio de la NBC en New York y que casi una década más tarde se encargaría de los contratos de radio de Carlos Gardel con la misma emisora.
Meses después de ausentarse Canaro de New York, Eva Bohr y su Orquesta Criolla Argentina, en enero de 1927 grabó en esa misma ciudad 19 temas para Columbia. Entre ellos, tangos tan clásicos como A media luz, Don Goyo, La cumparsita, Re-fa-si, y las canciones de su hermano José Bohr, Cascabelito, Por el camino, y Medias de seda.
Otra cantante que grabó en New York, también para el sello Columbia, fue Consuelo N. De Guzmán. Entre noviembre de 1928 y noviembre de 1929 dejó en el surco 27 registros. De estos, 17 eran tangos clásicos (La muchacha del circo, La última copa, Cuando llora la milonga, etc.), mientras que el resto fueron canciones populares en español o fox-trots lentos tocados en tiempo de tango.
Dado que las fechas de las grabaciones de la Bohr y la Guzmán para Columbia coinciden con las que realizó Juan Carlos Cobián a pedido de un directivo del mismo sello, ¿habrán tenido algo que ver con la intención de ese sello grabador de poner a la venta en el mercado norteamericano música en español? Al menos esa fue la idea cuando le hicieron grabar tangos a Cobián, aunque nunca se supo si hubo conexión entre los tres artistas.
Simultáneamente, el 22 de noviembre, Julián Huarte y su Orquesta Típica grabó en discos Okeh, La cumparsita y tres temas más, que si bien no eran tangos estaban interpretados en ritmo de tango.
También grabó en New York, el guitarrista, compositor y cantor Genaro Veiga, quien desde 1926 hasta 1928 había sido uno de los acompañantes de Agustín Magaldi junto con Rosendo Pesoa. Habiendo viajado a New York en 1923 con la "Argentine-Band", regresó a Buenos Aires para unirse a Magaldi. Al separarse de éste, Veiga, también conocido como "El Cholo" o "El Cholo Viejo", volvió a los EE.UU.. En New York actuó en la estación de radio WOR acompañado por las orquestas de Vincent Lopez, Osvaldo Fresedo y The Castillians. Esta ultima era una orquesta de grabación formada por los sellos Brunswick y Decca y dirigida por Louis Katzman, un músico poco conocido que dejó grabados numerosos tangos instrumentales.
Hay cierta discrepancia sobre las actividades artísticas de Veiga. Si es cierto que viajó a los EE.UU. con la "Argentine-Band" debe de haberlo hecho con Juan Carlos Cobián, ya que éste era el nombre de la agrupación de Cobián cuando debutó en New York en el bar del hotel McAlpin. Pero ninguna fuente de informacion menciona este hecho. Ni tan siquiera su nombre aparece en las planillas de grabación de Cobián de esa época, ni en la biografía que escribió Enrique Cadícamo sobre Cobián. No obstante, hay coleccionistas que afirmar que Veiga grabó con Cobián en New York, pero a su vez, en las planillas de grabación de Veiga no figura el nombre de Cobián.
Lo concreto es que entre el 5 de setiembre de 1928 y el 27 de abril de 1931, Veiga grabó para el sello Brunswick, 59 tangos; para el sello Mercury, seis, y para Columbia, dos. En todos ellos cantó respaldado indistintamente por la Orquesta Los Argentinos dirigida por Don Alberto, por la Orquesta Típica de Enrique Madriguera, y por la de Osvaldo Fresedo que en ese año estaba actuando en New York. Veiga, en algunos surcos hizo dúo con los cantores Agustín A. Cornejo (1899-1965) y Manuel Velázquez alternadamente.
Curiosamente, Cornejo era un guitarrista, compositor y cantor argentino que en 1932 actuaba en el restaurante neoyorquino "El Gaucho". Lugar de moda frecuentado por la colonia argentina, era el mismo restaurante al que el padre de Astor Piazzolla concurría casi a diario con su hijo para que acompañase al cantor con su bandoneón y de paso se foguease con su instrumento. Cornejo, que había viajado a New York contratado por el sello Brunswick para grabar discos, además intervino como actor en dos de las películas que Carlos Gardel filmó en dicha ciudad, sobresaliendo su trabajo en "El tango en Broadway", película en la que cantó sus propias composiciones Chinita y ¡Qué importa!.
El otro cantante que hizo dúo con Veiga, Manuel Velázquez luego grabó como solista entre el 15 de agosto de 1933 y el 10 de marzo de 1938, 37 temas, en su mayoría tangos, mezclados con valses y canciones folklóricas.
Desde mediado de esta década de 1920, también grabaron tangos en New York varios artistas de distintas nacionalidades. El más famoso fue el actor español Fortunio Bonanova (1896-1969). Conocido por su larga trayectoria en el cine de Hollywood, se destacó interpretando personajes internacionales gracias a su habilidad para imitar idiomas. Durante el período 1925-35 grabó activamente, dejando registrados más de 30 tangos. Dos de ellos, Flor de un día y Prisionero, en marzo de 1930, con la orquesta de Osvaldo Fresedo.
También grabó la Orquesta Típica Argentina en 1926. Dos años después, en 1928 grabarían el trío Los Argentinos Bajo con la orquesta de Don Alberto, la Orquesta Victor y la Orquesta Victor Tanguista. Posiblemente estas dos orquestas sean las mismas, ya que las dos aparecen bajo la batuta de Eduardo Vigil y Robles.
Otra figura de larga actuación en los EE.UU. fue el compositor y cantante José Bohr. Apodado "The Whispering Tenor" (El Tenor Susurrante), en 1927 se radicó temporariamente en New York y a partir de su primera grabación realizada el 20 de enero del año siguiente, permaneció activo grabando hasta el 6 de diciembre de 1934. Incluso trabajó en Hollywood en varias películas, entre ellas "Sombras de gloria" (1928), la primer película sonora filmada en español en los EE.UU..
Otros que grabaron en New York, fueron Carmen Alonso en setiembre de 1927, justo un año después de haber cantado con Canaro en el "Club Mirador"; Gregorio Ayala desde 1929 a 1932, acompañado por Miguel Casáres en guitarra; y Agustín A. Cornejo solista desde 1929 a 1937, también con la guitarra de Casáres.
Todos estos artistas grabaron principalmente para la Victor, Okeh, Brunswick y Columbia.
Carlos Spaventa
A la estadía de Fresedo en New York le seguiría la del cantor Carlos Spaventa, que luego actuaría en dos de las películas de Carlos Gardel. Hermano de Francisco Spaventa, el cantor que llevó el tango a España, los motivos de Carlos para viajar a New York, no se saben. Pudo haber ido para actuar con Gardel en "Cuesta abajo" y "El tango en Broadway", o para tentar fortuna como cantor. También pudo haber ido a grabar, y sólo actuado con Gardel por el solo hecho de encontrase en esa ciudad cuando se filmaron dichas películas, influenciado en esto por la gran amistad que ligaba a Gardel con su hermano Francisco.
Sea como fuere, el trato diario de Carlos Spaventa con Gardel, le permitió, años más tarde, escribir el libro "Carlos Gardel en la canción y el recuerdo", narrando anécdotas del cantor.
Ajeno a sus trabajo en esas películas, Carlos Spaventa entre el 9 de febrero y el 17 de mayo de 1932 grabó para Brunswick, 15 temas acompañado indistintamente por guitarras, la Orquesta Típica de Don Alberto y la de Horacio Zito. Un par de años después, entre el 20 de setiembre y el 6 de diciembre de 1934 grabó para Columbia 10 temas, en su mayoría de Gardel y Le Pera. Durante este período también grabó boleros y canciones caribeñas.
Sin llegar nunca a ser una figura destacada, ni tener los valores artísticos de su hermano Francisco, Carlos, terminada la 2da. Guerra Mundial abandonó los EE.UU. para presentarse en París acompañándose con su guitarra. De allí regresó a Buenos Aires. Cuando sus condiciones vocales disminuyeron, retornó a los EE.UU.. Afincado en Los Angeles con la idea de seguir una carrera cinematográfica que no cuajó, luego fijó su residencia en New York, donde falleció el 31 de diciembre de 1977.
Eduardo Bianco
Otro importante músico argentino, aunque radicado en Francia, que grabó en New York en ese tiempo fue el violinista Eduardo Bianco. Habiendo formado binomio en París con el bandoneonista Juan B. Deambroggio "Bachicha", se separó de éste en 1929 para formar su propia orquesta. Conocido como "El Embajador del Tango", recorrió Europa y gran parte de Asia Menor, el norte de Africa y los EE.UU.. Internacionalmente, fue el más famoso de los directores de orquesta argentinos de la década de 1920. Con estos antecedentes, lo notable de su estadía en New York fue que, habiendo coincidido con la estadía de Carlos Gardel, ninguno de los biógrafos del cantor -como también hicieron con Fresedo- menciona el hecho. Es más, Gardel y Bianco habían trabado amistad tiempo atrás mientras actuaban en Francia, y según el propio Bianco, Gardel le cantó en París varios tangos de su autoría y grabó otros que nunca salieron a la venta por la mala calidad de los registros.
Utilizando el nombre de "Eduardo Bianco Et Son Fameaux Orchestre Argentin", Bianco grabó en New York el 15 de diciembre de 1933 para el Liberty Music Shop, Derecho viejo de Arolas, y Poema del mismo Bianco. Estas grabaciones, según figura en las etiquetas de los discos, fueron patrocinadas por la pareja de bailarines Rosita y Ramón, muy conocida en los circuitos latinos de la ciudad.
Luego, el 11 de enero del año siguiente, ya con el nombre de "Eduardo Bianco y Su Famosa Orquesta Argentina" registró para el sello Brunswick diez tangos más, muchos de su autoría –Razón, Evocación, Desengaño, etc.. Varias de estas grabaciones llevan la voz de Agustín Cornejo y la del hermano de Bianco, Manuel, aunque hay versiones que dan a Manuel Bianco como un seudónimo usado por Eduardo sólo para cantar.
Supuestamente Bianco viajó a los EE.UU. para actuar en la Grand Opera de New York y el Metropolitan de Boston. Luego grabó porque se le presentó la oportunidad de hacerlo.
Terig Tucci
Otro músico argentino, también radicado en los EE.UU., fue Terig Tucci. Nacido en Buenos Aires en 1897 y fallecido en New York en 1973, estudió violín y composición en su ciudad natal. En 1923 se embarcó hacia los EE.UU. donde se dedicó a orquestar, componer y arreglar material latinoamericano para estaciones de radio y cantantes. Desde 1930 a 1941 trabajó en la estación de radio de la NBC como consejero en música del mismo origen con André Kostelanetz, Mitch Miller, Percy Faith y otros renombrados conductores. Dirigió programas radiales para la Cadena de las Américas, fue director musical de la división latinoamericana de la RCA Victor, y entre otras actividades artísticas, musicalizó las películas que Gardel filmó en New York. Después de la muerte de éste, grabó con su orquesta acompañando a numerosos cantantes de habla hispana de distintas nacionalidades, Pedro Vargas, Alfonso Ortiz Tirado, Los Panchos, Eva Garza, etc.. Curiosamente, sólo grabó tangos en octubre de 1937, respaldando con su orquesta a la cantante colombiana Sarita Herrera.
Otros artistas de la década
Durante la década de 1930 otros artistas también dejaron discos impresos con tangos en New York, comenzando con la International Marimba Band en 1930. En agosto del año siguiente le seguiría el violinista Horacio Zito. Ya sea usando su nombre real o el de "Zito's Tango Orchestra", grabó con su orquesta tangos instrumentales y además acompañó a numerosos cantantes, especialmente a la soprano cubana Pilar Arcos en febrero de 1932.
Don Alberto y su Orquesta Típica entre 1932 y 1934 grabó en su mayoría tangos de Gardel-Le Pera compuestos para las películas que filmaron en New York. El grupo Los Argentinos grabó en 1932 y 1935; Pedro Barrios, el grupo instrumental El Tango Romántico y la "José Ramos Tango Orchestra" lo hicieron en 1935. Finalmente, Carlos Vivían (así aparece en la etiqueta del disco, pero bien pudo ser Carlos Viván) grabó en 1937; y "Aarón González And His Tango Orchestra" lo hizo en Los Angeles ese mismo año.
Conclusión
Como puede apreciar, desde 1925 hasta fines de la década de 1930 se desarrolló una gran actividad tanguera, auténtica o no, en las salas de grabación neoyorquinas. Lamentablemente la mayoría de los artistas que participaron no dejaron más rastros que algunas planillas de registro, párrafos sueltos en viejos libros de memorias, y discos de 78 rpm. Ajeno a estos discos, afanosamente perseguidos por coleccionistas de tango, poco o nada se sabe sobre el destino tanto de los registros como sobre la vida muchos de los artistas.
Ante estos hechos, y la poca difusión de las grabaciones realizadas en New York por artistas argentinos y extranjeros durante este período, surgen algunas preguntas. A pesar de ser las mismas preguntas que originaron todos los músicos argentinos, es importante establecer si fueron a New York sólo a grabar y qué pasó con ellos durante su estadía.
Indudablemente la historia del tango está llena de baches y preguntas sin respuestas. La falta de documentación de algo que, si bien muchos piensan es importante, el tango, nadie se preocupó de documentarlo. Y si lo hicieron, estos documentos están tan celosamente guardados, probablemente fuera de la Argentina, que nadie sabe ya quién los tiene.